El pasado miércoles primero de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, proclamó el despliegue de fuerzas armadas en el Caribe y el Pacífico como un plan operativo antinarcóticos, principalmente contra Venezuela, calificándola como “la más grande del Occidente”.
Durante una rueda de prensa junto a Mark Esper, secretario de Defensa, Donald Trump dijo que el objetivo del despliegue de la armada es la incautación de drogas para evitar que grupos criminales se aprovechen de la situación creada por la pandemia del coronavirus.
Se especula que existe una vinculación entre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y los carteles; incluso, hace un mes fue acusado públicamente de ser el líder del Cartel de los Soles, el cual presuntamente está conformado por militares venezolanos y el cual, se afirma, existía antes de que tomara el poder el expresidente, Hugo Chávez.
Y no es la primera vez que al presidente venezolano o a su familia se les vincula con el narcotráfico. En el año 2015, los sobrinos de Maduro, Efraín Antonio Campos Flores y Francisco Flores de Freitas, fueron detenidos en Haití por agentes de la DEA por tráfico de drogas, ya que intentaron ingresar 800 kilos de cocaína a Estados Unidos, por lo que cumplen una condena de 18 años en Florida, Estados Unidos.
Incluso, en días anteriores, el secretario de justicia de EE.UU., William Barr, ofreció una recompensa de 15 millones de dólares a quien dé información para la captura de Maduro.
Si bien no es nuevo que Estados Unidos trate de aprovecharse de la situación de Venezuela, recordemos que hace un año, en un discurso que el mandatario estadounidense ofreció en Miami, pidió al ejército venezolano que retirará su lealtad al Gobierno actual de Venezuela; asimismo, hizo público su apoyo al excandidato por la presidencia de aquel país, Juan Guaidó, quien se autoproclamó mandatario interino luego de que perdió las elecciones contra Nicolás Maduro. Actualmente, 50 países del mundo reconocen a Guaidó como el legítimo presidente venezolano.
Estados Unidos y Venezuela entraron en conflicto desde 1998, no solo por la amistad pública entre Chávez y Fidel Castro, sino porque mediante la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela elevó el precio del crudo a Estados Unidos; y en año 2000, Chávez fue el primero en hacer contacto diplomático con Saddam Hussein.
En los intentos de golpes de estado para derrocar el Gobierno de Chávez, siempre se ha visto involucrado Estados Unidos, tal como pasó en el 2002, cuando el presidente George W. Bush fue acusado de ordenar a la Marina a que participara en el golpe de estado contra Venezuela.
Todo lo anterior hace creer que Estados Unidos busca apoderarse de las reservas de petróleo de Venezuela, como lo había comentado hace un año, Jorge Arreaza, canciller de Venezuela.
Sin embargo, se sabe que en 2006, Estados Unidos seguía siendo el socio comercial más importante de Venezuela y lo sigue siendo, incluso por mercados diferentes. Entonces, ¿qué es lo que busca realmente Trump con las múltiples acusaciones hacia Maduro?
La realidad es que al mandatario estadounidense no le interesa la relación de Maduro con el narcotráfico. Como sabemos, se tiene información de que por años, existe una vinculación entre el Gobierno de Venezuela con el crimen organizado. Lo cierto es que el Gobierno de Trump ha formulado más de mil maneras derrocar a Maduro.
Expertos han minimizado el despliegue de las fuerzas armadas de Trump, viéndolo como un teatro armado con fines políticos, porque sabemos que Venezuela cuenta con el apoyo de dos importantes aliados: Rusia y China. Por lo que nos hace pensar que la estrategia de Trump es totalmente política y con ella intentar ganar votos para su reelección, y es que Florida está mayormente conformada por cubanos y venezolanos, quienes podrían identificarse con la causa de la derrota del mandatario venezolano.
Hace dos días, mediante su cuenta oficial de Twitter, Jorge Arreaza, condenó la actuación de Estados Unidos por una presunta amenaza a los buques que llevan gasolina a Venezuela; incluso, afirmó que la campaña que maneja Trump en contra de Venezuela es parte de una estrategia para las reelecciones, lamentando que el líder estadounidense vea más por los resultados electorales que por la situación de la pandemia del COVID-19.